Soy reticente a leer ciertos libros «BOOM». En muchos casos siempre puedes quedarte con algunas cosas, perlas que en ese momento me sirven. Ok. Pero me cuesta, ya llevo un prejuicio, lo reconozco. Me cuesta mucho que me digan lo que tengo que hacer, pensar…
Harta de ir siempre a más. Que me quede más por hacer. Que sea otro quien me diga, no eres suficiente. ¿Es lo que yo interpreto? -NO, es literal que me digan «ya, si…, bien… pero no es suficiente, tienes que hacer más, te lo digo porque sé que puedes, si no no te lo diría.»
Uff…Verás… JA. A veces ya estoy harta de conocer mis debilidades, de mejorar mi comunicación, de ser mi observadora, de cuidarme yo sola… Harta. A veces estoy harta. Mañana igual vuelvo a estar entusiasmada y en otras mañanas estaré de nuevo harta.
Me abruma. ¿Y si no llego a tanto? ¿Qué ocurre si no estoy ahí donde marca el libro? ¿Qué ocurre si no marco todos los ítems? ¿Qué ocurre si no son mis tiempos?
No soy floja, ni perezosa, ni incapaz. Tampoco la más. La más capaz, ni la más disciplinada, ni experta, ni esforzada. No soy quien crees, no me pongas etiquetas porque te defraudaré, no soy quien tu deseas que sea libro o persona que me juzga.
Lo que necesite en ese momento. Saber lo que necesite es mío, es mi tiempo, es mi parecer, es mi sentir. Y marcará lo que haga a continuación con ello. Sin que esté escrito, sin que lo marques, sin que me apremies.
A veces viene bien que te cuentes qué le vino bien a otro, qué le ayudó, sin dogmas, sin etiquetas. Puede ayudar poner ejemplos de esas líneas entre el bien y el mal. Siempre que no me aleje de mi, de lo que siento frente a lo que se supone debo sentir.
Y siempre, y si, me voy a permitir un siempre, siempre que pase por mi filtro. Yo me pondré las etiquetas, yo me las quitaré. Yo sitúo y recoloco los límites, sin rigidez, sin quedarme estancada y agarrada a todo y nada. Supongo que no en todo momento sientes esa paz, pero la dirección, eso si, la dirección es hacia MI PAZ.
Soy COHERENTEMENTE INCONSCIENTE.
Tienes voz. Te escucho lento.