Acompañar al moribundo. Se trata de acompañar a quien pronto perderá la vida, tal y como la conoce en este cuerpo humano. ELEGIR CÓMO CONSTRUIR EL FINAL DE TU VIDA, ELEGIR ESTAR EN PAZ REQUIERE CONFIANZA Y SENSIBILIDAD.
Si ya has leído algo sobre mi, esto lo sabes, SOY CUIDADORA. Siempre lo fui. Me ha costado un tiempo reconciliar lo que suponía que se esperaba de ser una cuidadora – qué es serlo para mi – la cuidadora que siempre hubo en mi – quién soy hoy como cuidadora. La niña ya sabía a quien acercarse, quien tenía en ese momento ese dolor apretando dentro más fuerte. Con respeto, escucha, amabilidad, de forma intuitiva se acercaba. Se sentaba. Daba la mano y permanecía. Hoy se añade experiencia, madurez y profesionalidad para estar con quien necesita esa compañía para mirar dentro de sí y atreverse a decidir cómo vivir y cómo morir.
«El sufrimiento no es en vano, te hace sintonizar con la bondad y la compasión que hay en ti»
CUIDAR. Sentirnos cuidados. Ser quien tranquilice, ser quien quiere entender, comprender, ser quien escuche, ser a quien acudir para sentirse lo suficientemente seguro para expresar aquello que, en inicio, a nadie más puede aún expresar. Ser consuelo, abrazo, escucha, quien te ve.
Cuando nos sentimos seguros es cuando empezamos a sentirnos y ser capaces de compartirlo. Aliviar así aquello que nos aprieta sin miedo. Ese alivio nos permite descanso de ese dolor, deja hueco a que llegue otra mirada, a tranquilidad, a la calma, deja hueco a la paz.
Es un lugar para conquistar ESPACIOS DE LIBERTAD para quien esta pasando su duelo, SU PROPIO DUELO, despedirse de sí en este cuerpo, de los suyos, de su entorno, como lo conoce. Ahora que lo más importante adquiere un protagonismo mayor, ahora que necesita respuestas ya que aparecen preguntas.
- Y AHORA ¿QUÉ HAGO CON ESTO?
- ¿Qué significa para mi irme de este mundo en paz?
- ¿La muerte es un tema tabú en mi entorno más cercano?
- ¿Cómo lo puedo contar?
- ¿Qué pueden pensar en realidad de mi?
- ¿Qué se espera de mi en un momento así?
- ¿Qué espero yo de mi en este momento?
- ¿Qué espero de los demás?
- ¿Cómo reaccionarán ante la noticia?
- ¿Cómo cambian ahora mis prioridades?
- ¿Qué significa en mi día a día ese cambio de prioridades?
- ¿Con quién puedo expresar lo que siento, mis dudas, mis miedos?
- ¿Quién puede ayudarme a entenderme?
- ¿Qué me queda por hacer y que aún deseo hacer antes de irme?
- ¿Cuál es mi lugar en este momento?
- ¿CUÁL ES LA MEJOR FORMA DE TRATARME EN ESTA SITUACIÓN?
- ¿Qué significa para mi irme de este mundo en paz?
- ¿Tengo miedo a la muerte? ¿De qué está hecho este miedo?
- ¿A quién puedo pedir ayuda, entendimiento?
- ¿A quién no debo escuchar en este camino?
- ¿Qué estoy dispuesto a mostrar?
- ¿Qué quiero recibir de mi entorno?
- ¿Qué es lo que está finalizando ahora para mi?
- ¿Qué tengo que soltar para vivirlo de manera diferente a como lo estoy viviendo?
- ¿A qué le digo adiós?
- ¿A qué creo que me acerco?
- ¿Qué cambios creo que van a ocurrir?
- ¿Qué cambios quiero que ocurran?
- ¿Cómo afectará esta pérdida a mi entorno?
- ¿Qué puedo y quiero hacer yo para disminuir como afecta?
- ¿Qué consecuencias tiene mi comportamiento en mi? ¿ Y en los demás?
- ¿Qué pérdidas hay en común?
- ¿Qué siento ante esta noticia/pérdida? ¿Cómo lo siento? ¿Dónde lo siento?
- ¿Cuánto soy capaz de expresar lo que siento?
- ¿Hay algo que necesito perdonar?
- ¿Hay algo por lo que necesito ser perdonado?
No hay respuesta que yo pueda darte, qué hacer y qué no hacer. Te escucho. Tú me contarás tus respuestas al encontrarte. Cuando la muerte es inevitable, inminente , cercana, la posibilidad de no dejar asuntos pendientes que aporten paz se vuelve importante y urgente.
«La atención es la caricia más bonita» -Benedetti –
Cuidarte para mi es sentir tu sentimiento. Estar a tu lado:
- Para descubrir lo que sientes.
- Para que no te sientas solo.
- Para sentirte seguro.
- Para decidir cómo transitar esta etapa.
- Para revisar tu vida y calmar.
- Para construir a tu ritmo tu despedida.
- Para construir tu propia manera de vivir tu ahora.
«No es curable pero si cuidable» – Dr. Enric Benito. –
Pienso que la muerte no debe tratarse como una enfermedad. Debe ser un momento acompañado y cuidado. Vivir y morir son inseparables. Reconocer esto, asimilarlo, acogerlo requiere ver ese miedo que provoca y ver que igualmente, provoca un permiso para vivir cada momento más plenamente, con mayor compasión, agradecimiento y toma de decisiones más libre. Acerca así la calma y la paz. Morir es natural.
La muerte para mi es tristeza + paz + melancolía + belleza + tranquilidad. No es sombra ni oscuridad, es luz que evidentemente, se acompaña de su sombra. Conecto con ser consciente de ser parte de algo mayor, que nos conecta y sobrepasa. Esta consciencia es lo que me permite sentir y vivir el paso de la muerte de forma natural, con esperanza, con calma y dejando ir acompañado.
«La muerte no es extinguir la luz, es solo apagar la lámpara porque ha llegado el amanecer» – Tagore. –
* ALIVIAR EL DOLOR ESCONDIDO *
Acercarme al dolor de otro me acerca al mío propio. Me reconozco en el otro y a el otro en mí misma. Pienso en ese dolor. El dolor de la soledad. El dolor de no ser escuchado, no ser visto. Te escucho lento. A tu ritmo. Tengo esa capacidad desde niña. Escuchar. Estar contigo. Ahora lo hago de forma más profesional, coach y enfermera de profesión, pero igualmente de manera muy personal.
Aliviar el dolor escondido = dejar ir el sufrimiento. Dejar ir ese deseo de que algo sea diferente, que cambie y que sea como deseamos que sea. LLegar a la SERENIDAD, donde observas los deseos ya cumplidos, observas la realidad que hay y lo aceptas para encontrar deseos basados en esta realidad que ahora si ves.
Todos tenemos ese dolor escondido. Todos necesitamos aliviarlo, compartirlo de alguna manera. Atreverse a compartir requiere un espacio seguro, de confianza, una mano cercana, una escucha lenta.
No es fácil de conseguir… ¿Cuánto podemos perder por intentarlo? ¿Cuánto podemos ganar?
Agradecida de poder estar aquí para ti.
«La forma más alta de amor es un alma que le da serenidad a otra» – Susan Vreeland. –
* EL DUELO ES DE QUIEN MUERE *
Es su dolor escondido, su propio duelo en soledad. Un duelo olvidado, escondido, en muchas ocasiones, hasta por sí mismo, un duelo ignorado. No impedir que salga, que se pueda explorar ese dolor, ese proceso.
Son necesarios momentos y espacios para que pueda expresarse, salir, ser consciente de ese proceso, que no ocurra bajo capas afectando al estado de ánimo, a las relaciones. No puede existir aislado. Necesita ser respetado, tener lugar para ser aceptado. Es incómodo, desagradable, lo escondemos bajo capas de miedo. Así lo hemos aprendido. Escondido así lo hacemos grandioso, tanto como para sentirnos incapaces de sacarlo y enfrentarlo, observarlo siquiera. No tiene porqué ser así.
«No quiero despedirme de ti. Ni siquiera sé cómo podría hacerlo. Siento que se acerca el momento en que tienes que partir. Ve tranquilo. Te puedes marchar. Te voy a echar de menos, si. Estaré bien. Estaremos bien. Te recordaré con orgullo y amor. Honraré tu memoria. Gracias por los tiempos bonitos y los que no lo fueron tanto, los momentos compartidos al fin y al cabo. Gracias por lo que me has enseñado, todo lo que aprendí en tu ejemplo. Perdón si en algo no supe actuar como hubieses esperado de mi. Igualmente, todo queda perdonado por mi parte. Te digo un hasta luego, pues sé que solo te me adelantas y que nos volveremos a encontrar. Busca la luz, te está esperando, conecta con todo tu ser. Todo aquí está bien. Aunque ahora me veas llorar, mi tristeza es sostenida por la paz de este momento. Gracias – Gracias – Gracias.»
«En el duelo es muy valioso tener a alguien al lado. Una presencia que sepa estar. Saber estar y acompañar es un arte. Un arte que todos podemos aprender teniendo en cuenta que: nadie salva a nadie, quitarse la tentación de querer salvar al otro, enfocarse en permitir que viva su proceso y respetar sus tiempos.» – Chantal Mas Moya. –
«Dad palabras al dolor, el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe.»
Esto es aliviar el dolor escondido, ALIVIAR LA SOLEDAD.
Aliviar el miedo a no ser escuchado, a quedarte ahí solo.
Escuchar, dar tiempo, dejar que sea a su ritmo, sin juicio, con confianza, sin miedo. y así ese dolor encontrará por donde salir.
¿Qué necesitas? ESTOY AQUÍ PARA TI. TIENES VOZ. TE ESCUCHO LENTO.