Cuando me dejo llevar, me conecto. ¿Es algo malo? Para nada. Dejarme llevar, mostrarme es valiente, es pura conexión.
Cierto es que también tienes que soltar lo que el otro haga con lo que tu le muestras. Eso ya, es más difícil. Deja hablar al enano del miedo. Concretamente al enano «si me quieren, me comprenden». Miedo a merecer que me quieran tal y como soy, sin máscaras. ESA VERGUENZA HECHA DE ESTOS MIEDOS.
Me lleva a pensar en qué necesito para sentir que sí, que puedo mostrar mi parte vulnerable, mis miedos.
Necesito CORAJE. Corazón. Necesito hablar desde el corazón, no mirar si es perfecto para el otro o no, no mirar su reacción, mirar mi corazón.
Necesito COMPASIÓN. Ser amable conmigo. Ser amable con lo que soy. Ser amable con la persona que me recibe.
Con esto ser AUTÉNTICA. Renunciar a quien debo ser, a quien fuí, y ser solo yo hoy.
Mostrar y dar sin garantía de que vuelva.
Sin garantía en la respuesta. Dejar de controlar y predecir.
No puedo insensibilizar esta emoción que me resulta desagradable. Me sentiría triste, desdichada, sin sentido. No buscar la perfección.
Amar sin garantías. Agradecerme ser auténtica. Acompañada con mis miedos.
Soy COHERENTEMENTE INCONSCIENTE.
Estoy aquí para ti. Tienes voz. Te escucho lento.